-El caso es que a veces, cuando estoy contigo, el aire se enrarece como en la Luna
- En la Luna no hay aire -señalé yo-. Simplemente, no hay aire en su superficie, así que…
-Sí- siguió ella en voz baja. Yo no sabía si estaba ignorándome o si no me había oído, pero ese modo de hablar me puso nervioso -. Se enrarece. Tengo la sensación de que respiras un aire completamente diferente del que yo respiro.