10 de junio de 2014

El gran Hotel Budapest


Ya ves… todavía hay destellos tenues de la civilización que quedan en este matadero bárbaro que una vez fue conocido como la humanidad. De hecho eso es lo que ofrecemos en nuestra modesta, humilde e insignificante... ¡oh, mierda!


Y así mi vida comenzó con el entrenamiento como conserje bajo el mando estricto de M. Gustave H. Muchos de los clientes más valiosos y distinguidos del hotel venían por él. Me convertí en su alumno y él iba a ser mi consejero y guardián. También así fue como conocí a Agatha.



-Es tan encantadora, ¡tan encantadora!
-¿Está coqueteando con ella?
-Sí. 


Creo que su mundo había desaparecido mucho antes de su llegada. Pero he de decir, sin duda alguna, que mantuvo la ilusión con maravillosa gracia. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

opiniones

La misma dirección

Todo idealismo frente a la necesidad es un engaño.

Todo idealismo frente a la necesidad es un engaño.